12XI82alerta
EL
VIOLADOR
Antonio
Parra.
Tarde
apacible de domingo en el bloque de apartamentos de una barriada de Madrid. Las
gentes de mi ciudad dan cuerda al reloj, miran lo que dan por la tele, escuchan
resultados de los partidos o sacan comprobantes de la quiniela. De repente oigo
gritos:
-socorro,
vecinos.
Alguien
riñe. Intento salir al pasillo pero mi mujer me disuade en prevención de que
pueda tratarse de un enfrentamiento conyugal. El vecino del piso enfrente
también asoma la gaita tras el cuarterón pero solo a puerta semi entornada y
con la cadena en el pasador preventiva. En estas situaciones de emergencia la
gente tiene miedo, no quiere líos. ¿Dónde está el antiguo genio de los
españoles? Se achaca a la incomunicación, a la insolidaridad, a que la gente va
a lo suyo y por eso las relaciones de vecindad son de lo más falso(el personal
parece que acaba de zamparse un tigre o tiene la sangre envenenada) que hay,
tienes la sensación de que te vigilan, te controlan, te envidian y los que
siempre nos comportamos espontáneos y no tenemos miedo a nada ni a nadie
mostramos nuestro carácter independiente pues por lo visto somos políticamente
incorrectos pero cuando escucho la alarma de violador o se meten con el honor
de mi madre yo siempre me tiro pa adelante.
Entretanto,
los gritos arreciaban y las voces se hacían más estentóreas, había forcejeo,
sonaban golpes. No había más remedio que tirarse a la calle. Bajo al primer
descansillo de mi bloque. Tres de los inquilinos a los que yo solo conocía de
vista – buenos días buenas noches- forcejean con un muchacho de unos 24 años.
Un mierda, un gigas, pero iba bien trajeado, la chupa que llevaba encima
debía de valer sus buenos duros, pega
puñetazos y trata de escapar, pero entre los cuatro lo sujetamos.
El fulano no tenía ni media hostia. A mi padre
en artillería le llamaban el sargento Fuerzas (no sé si yo heredé la fuerza
para amarrar uno en cada mano dos proyectiles del quince y medio, pero sí el salero). Así que lo tumbé de un directo. En principio
creí que se trataba de un caco pero al reconocer a mi vecino del cuarto Gerardo
y su enfurecimiento comprobé que la la cosa pudiera ser más grave. El menda que
teníamos acogotado – podíamos haberlo aplastado igual que una cucaracha- no era
de los del gremio de la ganzúa de Rinconete y Cortadillo. La cosa era mucho
peor. Un violador.
La pequeña Mabel hija de mi vecino Gerardo y
funcionarios de Obras Públicas había bajado a comprar unas botellas de CocaCola
cuando fue abordada en el ascensor por un desconocido que a punta de navaja la
hizo bajar hasta el cuarto de calderas donde están los mandos de la calefacción
y el cajetín de transformadores. La desnudó y le dijo tu túmbate que yo te digo
cositas.
Allí fue sorprendido por otro vecino in medias
res que escuchó los lamentos de la niña. Sentí vergüenza ajena y abominación
hacia aquel joven pálido bien trajeado y el pelo crespo. Pensé en mis mujeres y le arrée. Con saña.
Además.
-Vale
ya, Antonio que lo matas.
-¿Qué
lo mato? Este cabrón no se merece vivir.
Mabel
tenía las faldas alzadas. Todo su cuerpo temblaba.
-Es
que fue como un acto animal – decía el sujeto en medio de una granizada de
puñetazos.
-El
acto animal te lo van a dar a ti en la capona. Que te van a abrir un butrino en
el culo en cuanto pises la reja, payaso, más que payaso.
Dimas
el camionero no hacía otra cosa que pronunciar la palabra payaso. Pero aquel
que teníamos en nuestras garras no había salido lo que se dice del circo Price.
Por lo menos no del escenario donde trabajaban Totó y Fofito. Pero sí de una de
las jaulas de los tigres de la Casa de Fieras. A las alimañas hay que cazarlas
a lazo aunque vayan disfrazadas de domadoras pidiendo clemencia porque los
clowns que en esta vida nunca falta y aquella tarde en mi bloque tuvimos
“Fiesta al noroeste”. María Matute volvió a contárnosla con pelos y señales.
La
poli no tardó en llegar – esa abnegada y eficiente Policía Nacional-. Al número
que le puso las esposas parece que lo conocía o al menos resultaba un héroe
para mí. Era un hombre alto el rostro noble bien trabado de hombres. Serrano de
Avila. Recuerdo que dijo:
-Deberían
haberle dado más caña porque es reincidente y se merecía una buena somanta.
Ahora nosotros no podemos tocarle un pelo de la ropa. Porque nos denuncia y nos
lleva a juicio por malos trato y por faltas al Código Ético de los Derechos
humanos.
-No
te fastidia
Se
había arremolinado en el vestíbulo un buen golpe de gente. El rumor de que
habían atrapado a un violata corrió por toda la calle. Y venía a ver la
fiera como si fuese un numero curioso de circo. Otra vez con los clowns a
vueltas. Los números de la policía nacional y los guindillas que se presentaron
al poco rato impidieron un linchamiento o que le aplicaran la ley de Mahoma de
donde dan las toman. Todo el bloque estaba en peso enfurecido contra aquel
hombre.
Hay dos cosas que sublevan a uno hijo de la
raza, porque al fin y al cabo somos del país de Fuenteovejuna y es el atropello
de una mujer no consintiente -cuando les gusta ya es harina de otro costal y en
este caso era una virgentcita una niña de poco más de once años- y el que le
llamen a uno sin comerlo beberlo hijoputa. El mayor escarnio y algunas
domadoras por ahí por foros y por chats se van de la lengua. Otros menazan. Watch out. Menos globitos
A
todo esto nos fuimos todos a la comisaría. El individuo que dijo llamarse
Fabián siguió repitiendo la cantinela de “fue algo animal ..fue algo animal”.
Pero se hace el atestado y en la declaración que ofrece el acusado dice que fue
la niña la que le había provocado. Llevaba una falda muy corta y le sonríe
cuando salía de la tienda de comprar chuches. Sin embargo reconoce que no
estaba en el portal de nuestro bloque de visita. Había ido a conseguir algo
dinero pa droga. El inspector no puede ser más eficiente y cabal en la cumplimentación
del atestado pero dice que el ladrón-violador se las sabe todas.
Según el servidor del orden publico,
será difícil que puedan aportarse pruebas y
Fabián que fue habido gracias a nuestras feroces e indignados puños
salió libre por la puerta grande de la Ley. Sentimos rabia e impotencia. Otro
malhechor que anda suelto. En Estados Unidos lo pondrían en la morgue o lo
sentarían en la silla eléctrica. América y en eso soy muy pronorteamericano no
puede ver a los violadores –tampoco a los envidiosos y a los difamadores- Es la
ley del Colt. El que la hace la paga y los policías neoyorquinos lo aplican la
ley de fugas. Vd no corra ni se le
ocurra cuando le diga un cop: corre. Porque va a ser cadáver en dos segundos.
Aquí en España seguimos siendo demasiado permisivos para estos asuntos graves y
muy estrechos de manga en lo que se refiere a parvedad de materia. Y yo digo
estas cosas no a título de periodista sino como testigo de cargo a beneficio de
inventario. Mabel la pequeña Mabel pudo ser su hija, amable lector o su nieta.
Gerardo siempre que me ve me invita a unas cañitas.
-Tómese lo que quiera, Sr. Parra.
-Muy amable.
-Lo que hizo usted por mí no lo olvidaré nunca.
-Hombre se agradece pero no tuvo la menor importancia. Todo el mundo en mi
caso hubiera hecho lo mismo.
-No todos no. Los hay que escurren el lomo o atacan por detrás. Vd. no es
de esos.
-Por supuesto que no.
-
Ya sabe donde me
tiene. Yo también soy valiente y me gustan los valientes.
-
-Gracias, Gerardo.
Dios se lo pague a su agradecimiento que de desagradecidos está el mundo
lleno por eso cuando la calumnia aprieta sus tábanos – y la calumnia envidiosa
o rijosa, el ultraje gratuito o la amenaza es como una violación, una violación
del honor- me acuerdo de mi vecino el papá de Mabel. Y pienso que llamo a mi
amigo Gerardo o a mi primo el de zumosol. No hace faltan. En mi familia hay
tres policías, cuatro guardias civiles y mi padre militar. No hace al caso
molestar, me puedo valer yo por mi cuenta. No soy un matón pero tampoco un
enaguillas. No he renegado de esa bendita bandera que juré en Getafe. Y la
defenderé con mi propia sangre pero jamás de los jamáses para matar hermanos.
Lo malo es que los ahora se las dan de tanto patriotismo no fueron a la mili
porque fueron declarados hijos de viuda, expedientes de cupo, los pies planos o
a lo mejor pueden que se declaren
súbditos de otra nacionalidad. Se pasaron al enemigo Entonces sí.
Entonces podían convertirse en objetivo. En enemigos de mi patria.