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martes, 27 de abril de 2021

 








 LEONOR DE CASTILLA REINA DE INGLATERRA FIEL ESPOSA DE EDUARDO I

 

Pocos españoles conocen la historia de esta reina castellana nacida en Burgos hija de Fernando III el Santo fallecida en 1290 y enterrada en la catedral de Westminster.

 Para mí era una remembranza solícita cuando salía del metro (el tubo que dicen los castizos) y afloraba ante la cruz allí elevada por el rey su esposo. Charing Cross fue una de las doce cruces construidas en la vieja city. Sólo se conservan tres.

Asimismo cuando visitaba la catedral de Lincoln una de las más hermosas del gótico perpendicular inglés veía su estatua labrada en la magnífica portada junto a su esposo Eduardo. Otra vivencia predica era el recuerdo de Catalina de Aragón inhumada en la catedral de Peterborough primera mujer de Enrique VIII y es que las españolas dieron mucho juego una vez casadas con monarcas ingleses.

La historia nos dice que Doña Leonor cuya estatua yacente aparece con la toca de las casadas (almaizar) indicativo de su estado.

Las solteras se adornaban el pelo con el garbín o diadema con redecilla. El sepulcro fabricado por el escultor catalán Guillermo Torrell es una maravilla que guiada el silencio de la eternidad en espera de la resurrección de la carne.

Doña Leonor parió quince príncipes y princesas, fue muy querida por el pueblo inglés que vieron en ella el sello de la lealtad y fidelidad matrimonial.

A vuela pluma se me brinda el pensamiento de la dignidad y respeto de aquellas españolas madre coraje fieles hasta la muerte al lado de sus maridos, mujeres fuertes, en una época como la actual cuando los españoles nos desayunamos con la noticia de un uxoricidio o un crimen pasional. A mí me parece que estos crímenes no han de ser tomados a la ligera.

 Ellos no sólo tienen la culpa de tanta brutalidad.

Hay que indagar en las causas remotas y próximas de derramar la sangre de lo que más se quería y por qué se produce el terrible axioma de “la maté porque era mía”. Algo terrible está pasando.

Yo culpo en parte a la sociedad y a la banalidad con que se aborda algo tan sublime como es el amor de marido y mujer. Me decía mi padre el pobre que el que levanta la mano contra su costilla se hace daño a sí mismo.

 Por eso traigo esta mañana a colación el ejemplo de Leonor de Castilla siempre al lado de Eduardo I al que acompañó a la Novena Cruzada.

Cuentan las crónicas que le salvó la vida absorbiendo ella el veneno inoculado en el brazo del rey cuando fue picado por una víbora. Gracias a esta reina las relaciones comerciales  con las Islas entre Santander y los puertos asturianos de Villaviciosa se estrecharon con la exportación de vino, trigo, aceite, telas, hierro.

Una de las vías de navegación más antiguas de Europa era la que unía de Southampton con Gijon según cuenta don Gaspar de Jovellanos.

Aconsejo a las españolas que trabajan en Reino Unido que se santigüen y musiten una plegaria cuando salgan de la boca del metro de Charing Cross como hacía yo en mis años londinenses. England made me.

En España yo nací pero Inglaterra me hizo un hombre y Leonor de Castilla como reina fue todo un paradigma. Ojala esta doña Leonor  de Borbón, nuestra Princesa de Asturias, la joven adolescente hija de don Felipe y doña Leticia siga los pasos de su predecesora y aprenda en ese colegio de País de Gales, donde irá a formarse, las normas del buen gobierno para consolidación de la monarquía española que siempre estuvo relacionada con la inglesa. 

viernes, 23 de abril de 2021

 

QUIEREN ASESINAR AL ESPAÑOL DESTRUYENDO SU ORTOGRAFÍA. EL FANTASMA MARXISTA LENINISTA DE MAIAKOVSKI VUELA POR DOQUIER

 

El día de san Jorge se levantó temprano. Cantaba ya la alondra en las ramas del quejigo de la casona echando sus primeras yemas. Fue al ordenador (había convertido la vieja cuadra en biblioteca y despacho con la mampostería dando protección a los libros amontonados, la chimenea donde ardían los rescoldos del tuero de la noche pasada, cerca de la consola ante cuya pantalla el septuagenario inasequible al desaliento pasaba muchas horas aporreando las teclas) y una noticia le entristeció al borde del llanto y es que la juventud actual está asesinando la ortografía. Ello obedecía a una consigna:

─Delenda est Hispania

La lengua es compañero del imperio. Ya no hay imperio que valga. Nos aplasta la bota de Soros. Las naciones mueren cuando la lengua común es asesinada y la erradicación de las normas ortográficas era el primer paso esta inicua estrategia. Entonces dijo:

─He de ir a honrar a mis difuntos. He de visitar el cementerio de san Gregorio donde reposan mis antepasados. Ellos durante más de diez siglos desde el románico, el gótico, el plateresco, el barroco, en el tiempo de las luces, de las paces, las guerras, las gripes, las epidemias se expresaron en castellano. Con ella nacieron y murieron, amaron y cantaron, hicieron negocios. Me indigna este asesinato pero no era nada nuevo. Ese fue el intento de los bolcheviques para darle la puntilla al ruso cambiar la ortografía suprimir ciertas letras del abecedario.

La orden partía de las altas esferas del Sanedrín que tira la piedra y no esconde la mano, se sirve de sus cipayos. Los bolcheviques la pusieron en practica en 1905 por medio del gran profeta de la revolución marxista Vladimir Maiakovski y ahora en España por medio del bocazas del Coletas y su adlátere Julio Rodríguez "Julito el rojo" el general apostata un espía del NOM israelí la implementan entre nosotros. Había que hacer astillas la lengua de Nebrija, Cervantes, Quevedo y Pérez de Ayala, Clarín, Galdós. Baroja, Miró. Marañón etc. Estaban deseosos de cantarle el gorigori. Fue un plan que fracasó . el profeta del cambio Maiakovski, el que decía que había quemar los textos de Chejov, Tolstoi, Turguenev y Kuprin acabó pegándose un tiro cuando supo que su mujer le ponía los cuernos con un comisario. El ex cura cargó con un poco de pan una termo de café y una enfilada para aguantar las seis horas de viajes y al volante de su viejo 2C se dispuso a cruzar Pajares. La radio del coche rebuznaba noticias sobre las elecciones desde las plataformas del gulag mediático. ¿Quien va a ganar las elecciones? El que mande don Iván porque las urnas las carga el diablo. Los tertulianos se entregaban a su filatería incontenible. Todo era un paripé. Cambiaban de ondas y allí los coloquios verdeaban la boda de Rociito ─qué gran tema rediós─ con el ex picoleto, la hija del ex boxeador, el novio de la Campos, el nuevo look de doña Leticia, gossip de evasión para no hablar de los menas que nos enviaba el rey alauita en patera para que los mantuviéramos he aquí un país dado al compadreo el chismorreo y la murmuración. Nos dan la vara. Nos comen el coco con todas esas nimiedades. Fortuitamente burló la vigilancia de la Guardia Civil al entrar en Castilla le dijo que iba a un entierro. Los campos estaban verdes y frescos, las casas cerradas de los pueblos vacíos. Un azor planeaba al borde de la carretera avistando sus presas. La bondad y serenidad del paisaje contrastaba con la nerviosidad y parloteo de los programas matinales de las emisoras. El país estaba nervioso.

 Para el Soguillas empedernido lector y esforzado escritor, sus textos se amontonaban inéditos en la cuadra de la Requejada junto a algunos libros que pudo publicar nunca distribuir porque con la inquisición hemos topado. A los nuevos autores por no echarlos vitriolo a los ojos les mandaban al limbo del anonimato. En España los literatos andan todos metidos en un cajón. Había que estar agazapado cada uno en su conejera hasta la exasperación, aprendiendo a ser ex hombres. Se trataba de acabar con el Logos y la eterna sabiduría y adoptar la norma redhibitoria de la renuncia. Apagó el receptor y escuchó la voz del obispo el día de su ordenación mandando a los diáconos que se iban a ordenar de presbíteros el cuerpo a tierra:

Procumbant omnes.

Habían pasado muchos años casi medio siglo pero la voz episcopal retumbaba en su memoria. Un pájaro alisaba sus alas sobre el hilo del tendido eléctrico. En Medina del Campo se detuvo a mear y a tomar café. Pensó que la mano de la Providencia le había sacado de tantos apuros en la existencia que fue una lucha a muerte contra el mundo la carne y los hombres. Estaba vivo. Era un jubilata que bien podía decir con San Pablo "Conservé la fe" a pesar de que todo en su vida fue un gran fracaso una catástrofe. Por eso tenía que acercarse al ara donde se guardaban las cenizas de sus antepasados. Otra parada en Arévalo para arrodillarse ante la Virgen de las Angustias. Al salir del templo la plaza del Arrabal estaba llena de puestos de mercaderes. En los caleros  de la iglesia de Santo Domingo habían anidado una pareja de goloritos padre y madre llevaban alimentos en el pico a los recién nacidos. Arévalo honraba a su patrón san Vitorino que debían de ser la continuación cristiana de las fiestas de la Refifugia que mantenían solemnemente los arévacos. Compró soplillos y pan regañado en una tahona puerta por puerta con la iglesia de san Martín. ¿Qué soy yo?, preguntaba Soguillas... un resistidor berberisco mitad cristiano y mitad judío. Mi alma va sellada por las tres culturas aunque lucharé a muerte por la defensa de la cruz de Cristo. De los moros heredé su fanatismo, de los judíos la tozudez y de los cristianos el amor al vino eucarístico.

En un apostadero de la A6 era la hora de yantar, el pan regañado arevalense sabía a glorias lo mismo que los soplillos. Que aproveche buen mordisco. A la paz de Dios. Un transportista portugués dormía en la cabina de su camión, una pareja de jubilados masticaba unas tajadillas de una fiambrera. Les dio los buenos días, no le contestaron. La gente se ha vuelto medrosa y suspicaz. Otra vez enfiló la autovía, prendió la radio. Los hierofantes radiofónicos seguían ahora hablando del virus de los fallecidos la noche anterior y de los internados en cuidados intensivos. Lo adelantó un Peugot francés en el cual viajaba toda la familia. La esposa iba cubierta con el almaizar que le daba aspecto de monja. Es saludó con la mano... "Bis millah" y ellos deferentes respondieron con el mismo saludo "Bis millah havivi". Id con Dios.

Tuvo que parar junto al santuario de la Fuencisla para hacer pis (dolamas de la próstata) y para cantar una salve a la Virgen en agradecimiento por el buen viaje. La Fuencisla sitio emblemático le recordaba los recesos de  sus tiempos de seminarista, largos paseos congelados en el invierno y calenturientos por los ardores de la canícula. Se puso a cantar el padre nuestro en ruso:

"Otse, isi esi na nebisiex

Da siatsie imiatvoié

da pridiet tsertsco tvoii dviedi nas

Da vudet volia tvoia

Iako na nebesi i za ziemli

Xlev nas nasusni dazni dnesi

I ostvi nam dolgi nashi

Iakose i mui ostabliem dosnikom nasim

I vvedi nas vo skuseniei

 No izbavi nas  nas ot lykavago

Amin"

Una monja que limpiaba el santuario escuchaba el rezo con atención y dijo que le gustaba mucho aquella oración... Es el padrenuestro, hermana... pues que Dios le bendiga... y a usted.

Resolutivamente no quise entrar en Segovia el pueblo donde vino al mundo porque allí no le trataron bien. Le pasó lo que  a Santa Teresa cuando los segovianos la acusaban de andar metida en amores con Juan de la Cruz su capellán. "De Segovia ni el polvo de las zapatillas" y se sacudió el calzado en san Pedro Abanto donde siempre paraban carreteros. Enfrente había un letrero sugestivo:

─Más vale aquí mojarse que enfrente ahogarse

Justo al lado corrían placenteras las aguas del Eresma.

Por fin alcancé a ver la torre de san Gregorio que se perfilaba sobre el páramo con la majestad de un obispo sedente a horcajadas sobre el lomo de los siglos, testigo de nuestra historia, en su cátedra guardando la memoria de mis difuntos. Llamábamos nosotros aquel cerro El Somo. Era el final del camino. El pueblo estaba vacío. Nos habían robado el alma. Habían matado la lengua asesinado su ortografía. Encendí una vela y me puse a llorar agarrado a la verja del camposanto. Aquel era mi muro de los lamentos la torre del cementerio de Fuentesoto.