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martes, 22 de diciembre de 2020

SON PROFESIONALES DE LA MENTIRA EL ENGAÑO Y LA EILACIÓLN. THEY TWIST ARGUMENTS

 

A.H., A.R., J.G. y J.S.: “Guerra contra…”

21 de noviembre de 2020 by 

Sábado 21 de noviembre de 2020. 


Autores: Hitler Adolf – Rosenberg Alfred – Goebbels Joseph – Streicher Julius
Libro: Guerre aux juifs
Año: 1938


Prefacio. “Lo que más me dio para pensar fue el tipo de actividad de los judíos en ciertas áreas de las que gradualmente llegué a desentrañar el misterio. “Porque, ¿era él alguna inmundicia, una infamia en cualquier forma, especialmente en la vida social, en la que al menos un judío no había participado? “En cuanto se llevaba el bisturí en un absceso de este tipo, se descubría como un gusano en un cuerpo putrefacto un pequeño youtre bastante deslumbrado por esta luz repentina. En estos términos que no dejan lugar a la ambigüedad, Adolf Hitler, al comienzo de Mein Kampf, habla de sus primeros contactos con los israelitas. Y Alfred Rosenberg, el gran teórico del Tercer Reich, a su vez resume el judaísmo en estas pocas líneas: “Al estudiar la historia y la literatura de los judíos, uno encuentra allí casi sólo una actividad implacable e ilimitada, una reunión completamente unilateral de todas sus fuerzas en vista de la propiedad material. De este modo de pensar, casi amoral, se podría decir, también resulta un código de moral que sólo conoce un artículo: la ventaja del judío. Así se admite, se aprueba incluso el engaño, el robo, el asesinato. De esto se sigue la autorización religiosa y moral del perjurio, la religión talmúdica de la “mentira legal”. Todas las inclinaciones naturalmente egoístas se ven reforzadas por esta “moralidad” tolerante. Mientras que, entre casi todos los pueblos del mundo, las ideas morales y religiosas bloquean el camino hacia la arbitrariedad puramente instintiva y la licencia desenfrenada, ¡entre los judíos ocurre lo contrario! “También durante 2.500 años hemos sido testigos de la misma historia eternamente: codicioso de los bienes de este mundo, el judío va de pueblo en pueblo, de campo en campo, y se queda donde encuentra la menor resistencia a su actividad como parásito de los “Negocios”. Es expulsado, regresa; una generación es masacrada, la siguiente comienza de nuevo imperturbablemente el mismo juego: mitad engañoso y mitad demonio, ridículo y trágico a la vez, despreciado de todo lo noble y, sin embargo, se estima a sí mismo; Inocente, porque incapaz de comprender nada más que a sí mismo: el Judío Errante, hijo del principio del Mal, atraviesa la historia del mundo. Constantemente cambiando de nombre y sin embargo siempre el mismo, siempre protestando por su sinceridad y mintiendo sin cesar siempre creyendo en su “misión” y sin embargo condenado por su absoluta esterilidad a la profesión de parásito, así es el eterno judío. “Aquí, ¿no es así? una posición limpia y personas debidamente acomodadas; y no sin cierta sorpresa y una innegable incomprensión, todos los pueblos del mundo han acogido con satisfacción estas declaraciones que no dejan lugar a la más mínima ambigüedad. “Guerra contra los judíos y persecución religiosa – Ola de antisemitismo en Alemania. Así juzgaron Europa y América la actuación del Führer y sus colaboradores, buscando en vano una explicación a esta gran ofensiva de estilo contra los israelitas. Sin embargo, las causas de esta acción son de la más extrema sencillez, y los líderes del Tercer Reich nunca han ocultado las razones y los motivos de sus acciones. La “Guerra contra los judíos” en Alemania es, por el contrario, una guerra puramente defensiva, un acto de autodefensa contra el dominio moral y material del judaísmo del que Alemania casi muere. La autodefensa en el interior, donde la infiltración judía había dado lugar a una incautación total de los medios de expresión del pensamiento –libro, periódico, teatro, cine– donde el judío, todopoderoso amo de la Bolsa y de la gran industria, se había convertido ipso-facto en el amo del trabajador alemán, del pan alemán, de la voluntad productiva alemana, el brutal tirano del cuerpo y la mente alemanes. Autodefensa en el exterior, donde el judío solo levanta las “Democracias” contra Alemania que un día se morderán los dedos por haberle acogido. Sin el judío, el peligro ruso no amenazaría día y noche a Alemania con su sangre roja; sin el judío, Francia nunca habría conocido la vergüenza y la locura del pacto soviético; sin los judíos, Inglaterra y Francia habrían reavivado hace mucho tiempo con Alemania las relaciones que deben existir automáticamente entre estos tres grandes pueblos. Contra el judío, fuera y dentro, Alemania, un estado soberano, toma las medidas que le place y no tiene que rendir cuentas a nadie. Libres para los sentimentalistas de la Liga de Naciones – este Conservatorio del Ideal Judeo-Masónico – de ser virtuosamente indignados en toda hipocresía. Los líderes de Alemania, después de haber desarraigado al judío de su suelo, también se apoyarán en sus ventanas para ver lo que sucede afuera, y el espectáculo será delicioso… y quizás dentro de poco. Francia ya siente que tiene piojos, y esta nación aturdida se asfixia terriblemente,

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