Pancho I de la Pampa y de la Pachamama pide perdón por los pecados de la conquista de Méjico. Por Pío Moa
Pancho I de la Pampa y de la Pachamama pide perdón –a los aztecas o su espíritu, se supone–, por los pecados “personales y sociales” de la conquista de Méjico. Con eso de los “pecados sociales” este papa amigo de las narcodictaduras y enemigo de España, está usando una terminología muy semejante a la de los comunistas para justificar el exterminio de “sectores sociales” que no acababan de “pedir perdón”. Muy significativo que los comunistas y socialistas, ideólogos de los mayores genocidios del siglo XX, hayan salido en defensa del papa. Y hemos visto también cómo unos obispos que han colaborado con su silencio cómplice en la profanación de la tumba de quien salvó a la Iglesia del exterminio, han querido quitar hierro a la cosa recordando juicios semejantes de otros papas más respetables.
Aquí hay, al menos, tres cuestiones políticas de fondo. La declaración de Pancho sale cuando en Latinoamérica gente como el tal AMLO, un majadero irredento, vuelve con la leyenda negra de Las Casas, de la que participan las narcotiranías del “socialismo del siglo XXI” tan caras a ese papa. Coincidencia nada casual. Es más, en la misma línea Pancho ha osado recomendar a España que se reconciliase con su historia, o algo así, en beneficio del separatismo catalán.
La segunda cuestión es por qué los papas anteriores han dicho que “No se pueden ignorar los sufrimientos e injusticias” a los indígenas, como si los españoles estuvieran obligados a actuar con una perfección moral que, desde luego, tampoco tienen los papas. Es evidente que en todas las relaciones humanas se presentan abusos, sufrimientos e injusticias, pero, en definitiva, es preciso sacar un balance: ¿fueron las injusticias superiores a los beneficios? Yo creo que para los indios y para el conjunto de lo que llamamos civilización, los beneficios han sido muy superiores. Es dudoso que los antiespañoles quieran en serio volver a los sacrificios humanos o al canibalismo, aunque dada su chifladura, ¡quién sabe! Hablar como esos papas, además, ya es una injusticia: tendrían que especificar de qué sufrimientos e injusticias se trata en concreto, en vez de hacer acusaciones nebulosas que pueden servir para cualquier interpretación.
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