OBISPOS
Semanas atrás el obispo de Solsona joven y bien parecido, el más joven del orden episcopal español colgó la mitra y el báculo por estar enamorado de una novelista porno.
Yo no sé si monseñor Novella habría cumplido los 33 años que prescriben los cánones del Concilio de Trento para recibir la plenitud del sacerdocio.
Hubo un gran escándalo, yo no me di por escandalizado. Estas cosas pasan y seguirán pasando a lo largo de la historia de la Iglesia. En la edad media los obispos ostentaban después del rey y de la más alta nobleza máxima autoridad. Vivían en palacios administradas por una gran servidumbre semejante a una corte ducal, iban a la guerra y el acceso carnal a mujeres aunque no estuviera bien visto era cosa frecuente. El cardenal Mendoza el cardenal de España fue un día a Segovia acompañado por doce vástagos y se los presentó a la Reina Católica. Ésta al ver un plantel de donceles y de doncellas tan guapos exclamó: “Ya veo ya los bellos pecados del cardenal”. Tampoco solían celebrar misa todos los días, las escuchaban de sus capellanes. Empero, en las grandes solemnidades vestían casullas con fimbrias y orillos de oro, mitras de perlas preciosas, capas pluviales riquísimas, cáligas de seda y tunicelas de piel de cordero recental. Entraban en la catedral al son de trompetas clarines y timbales y un fámulo caudatario le sostenía la capa magna que medía cinco metros. Los enemigos de la Iglesia la atacan porque es augusta y magnificente como tiene que ser. Fue baluarte de la filocalía, rindió culto a la belleza y quiso que sus grandes templos fueran emporios de la armonía y un resquicio por el cual pudiera contemplarse la vida eterna del cielo, el premio de los elegidos. También los más hipócritas y envidiosas la achacan por la conducta disoluta de algunos de sus miembros pero es la naturaleza humana.
El báculo de plata y el anillo engastado de esmeraldas, símbolo de sus desposorios con la Iglesia. La misión del obispo era velar por la pureza de la fe. Etimológicamente “episcopein” voz griega que significa mirar alrededor. Pienso que el episcopado es un legado del imperio romano. Representaban al emperador los pretores. Y este es el cargo que obtienen los obispos tanto en la Ciudad Eterna como en Constantinopla. Entre los bizantinos la pompa litúrgica que los rodea es mayor pero luego viven mucho más pobremente. No podían usar armas a diferencia del Oeste. La autoridad en las diócesis católicas está sometida al Papa mientras los ortodoxos son auto céfalos en sus heptarquías dependientes de los patriarcas de cada nación Siria, Egipto, Georgia, Armenia, Serbia, Albania etc. a mi juicio, esto les ha permitido a los bizantinos preservar la pureza del cristianismo con más rigor que bajo la férula del papa romano. Ahora con las nuevas tendencias sinodales y las dichosas conferencias episcopales (agua va y allá será el penar y el crujir de dientes) los poderes de los obispos españoles se encuentran bajo la férula de Bergoglio el gran dictador. Se clausuran altares, cierran conventos, las parroquias se despueblan, merman las congregaciones, la liturgia está hecha una pena, y hay confusión y llanto entre nosotros. La Iglesia española se acaba.
Cunde el cesarismo. Francisco es un pequeño de Gaulle “L´Eglise c´est moi y Roma locuta causa finita. Hubo un tiempo en que el orden episcopal estuvo en entredicho predicado por ciertos herejes como Aelio en Bizancio o los presbiterianos y anabaptista de la reforma protestante. Lutero los suprimió pero los ingleses anglicanos los mantuvieron las cátedras de York y Cantorbery quedaron incólumes y son regidas por venerables pastores a día de hoy. Sería hermoso y deseable que los obispos pudieran volver a ser lo que eran antes y no cabezas de chorlito como Osorno y otros aláteres y si no son capaces que se aparten y no sean vulgares aduladores del Poder.
3-11-2021
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