ROSARIOS EN SOTO DE LUIÑA
Antonio PARRA
Mayo mes de las flores y octubre que se acerca el del rosario.
Recuerdo aquel invierno cuando estuve tan malo en que bajaba todas las tardes,
navas abajo, a través de unos paisajes de égloga, pedaleando mi burrita
bicletera, cuando sonaba la campana en el valle al toque de vísperas. Octubre
mes también de Lepanto ahora en que nos da a los españoles conmemorar derrotas
como la de Trafalgar que a lo mejor no fueron tanto. Pero aquella la ganamos.
Gracias a San Pío V, a don Juan de Austria que en este país la mejor sangre de
reyes es la de los bastardos, a Cervantes que estaba con tercianas pero subió
el hombre a cubierta a echar una mano a los lombarderos pero sobre todo a
Pues ya digo yo estaba entonces como una moto y bajaba en bicicleta a
echar un tute con mis compis - Pepe el sastrín, que fue alfayate en Avilés lo
menos cuarenta años e hizo la guerra con
Es uno de los pocos sitios el templo de la parroquia de Soto de Luiña,
mil años donde esta costumbre venerable aun se conserva en recuerdo a las
banderas de Lepanto, devoción española nacida en Caleruega creo como su
institutor. Viva María. Viva el rosario y viva santo Domingo que lo ha fundado.
No se puede romper una tradición de seis siglos así como así.
El rosario es el rosa rosae que declinaron siempre los labios de los
hijos de la aflicción desterrados de este valle en el cual por el pecado de la
primera mujer el diablo estableció su dominio que sólo será desbaratado por la
segunda, la que alentó en sus entrañas al hijo de Dios, Jesucristo.
Exuda toda la fragancia del misterio de una religión difícil como es
el cristianismo que debe a su carácter divino ese aspecto incomprensible de
perdonar a los enemigos, sentar dominio sobre las rastreras inclinaciones
poniendo brida a la vesánica cólera, lujuria, egolatría; unas religión que
proclama vencerse a sí mismo. Y es en lo que les saca ventaja a sus otras dos
“hermanas” monoteístas.
Mucho más duro entre los hijos de Abrahán resulta ser cristiano que
moro o judío. A estos se les permite venganza de la ofensa lo que representa
carta blanca para asesinar y tener hasta nueve mujeres o todas las que se
puedan sustentar. Por eso es la verdadera. Porque es la que más cuesta. No es
humana sino divina y necesita los auspicios del ojo de la fe porque con los
ojos de la carne muchas cosas de nuestro credo no se pueden comprender. Y
conviene tenerlo bien en cuenta en estos instantes en que la gran cerastes se
arrastra por el maremágnum de confusión. Sólo en Cristo bendito está la
salvación.
En nadie más. Extra Ecclesiam nulla salus. Pero ¿cómo está
Por la señal... Lo suele pasar
con voz melancólica una buena mujer a la que dicen la “santa” y su locución “by
heart” casi es una queja resonando
familiar bajo la artesa del hermoso templo de arte ramirense. Es casi único en
su género y si no el más antiguo uno de los que tiene una personalidad más
fuerte, como todo lo astur. Cuenta con la concameración típica de las
construcciones del prerrománico que esparce sus aras por toda
Está emplazada equidistante de Oviedo y de Santiago en los comedios
del viejo camino francés. Rebosante de la piedad milenaria jacobea. Uno no
puede por menos de preguntarse cuántos
habrán agachado la cabeza por debajo de ese cancel, cuantos se habrán
prosternado en esas baldosas o habrán hecho invocaciones desde esas gradas.
Parece que de detrás de las arcadas llega el eco de la viejas canciones del
romero a la vista del Monte del Gozo
Herru Santiagu, Gott Santiagu, Aurrera, ultreya, bruder Jack, Campus
Estella, Domine adjuva nos.
Aquí toda la simbología es
mariana. Intercesora por tanto. Y no es que la congregación sea muy nutrida
pero se mantiene el fuego sagrado de la tradición y vamos repitiendo la
salmodia en sarta de dieces que rememoran los pasos más destacados de la vida
del Redentor desde Belén hasta el Gólgota y en todos esos trances se advierte
la presencia callada, tan humana, de su madre María.
Es un lujo, una verdadera gala, el contar con un culto como el de
hiperdulía. Aquellas iglesias en las cuales no hay un mal cromo de
Oh , señor, escucha mi oración, vivo sediento de Ti.
Mientras tanto a la vez que recitamos el avemaría y nuestros dedos
pecadores recorren la sarta de dieces es como si trepáramos peldaño a peldaño
por la escalera de caracol de la vida mística. Su husillo angosto da muchas
vueltas y uno se marea o se aburre en la escalada hacia el cielo. Hay que
constreñirse, agazaparse, darse de coscorrones contra los arrimos. Es la
oscuridad del alma.
Salmodia humilde es el rosario que antaño se escuchaba en todos los
rincones de España al ocaso cuando el sol como una oblada radiante se hundía
por el cáliz del horizonte ensangrentado. En Cudillero era la hora de la
arribada. Las lanchas regresaban de la mar y la voz de bronce de la campana
llamaba al rosario en San Pedro de
Ave maris stella, Dei mater alma atque semper virgo, felix coeli porta
summens illud ave Gabrielis ab ore.
Ella protege a los que bogan. Sabe de sus alegrías y penas, afanes y
delirios pecadores y los quiere más que nadie. Estrella de los mares que
sosiega las galernas su escapulario estampado sobre el escobén o luciendo como
un gallardete de bienandanza en la solapa de amura.
Era la plegaria del anochecido de igual manera que el Ángelus solazaba
los mediodías aldeanos. Según nuestras averiguaciones el rosario no es una
institución occidental sino que vino importado del oriente. Tiene un precedence en el “tasbib” de los
musulmanes y en el “kosmologios” de los eremitas griegos. Lo trajeron a Europa
los templarios. El Temple la había
aprendido de los cenobitas de
Son veinticuatro estrofas en honor a la edad que tenía María de
Nazaret cuando recibió la visita del arcángel Gabriel nuncio de la encarnación,
dicen unos, aunque no se sabe a ciencia cierta la razón por la cual el número
ocho se repite constantemente en la liturgia cristiana tanto en la latina como
en la bizantina.
El rosario de santo Domingo de Guzmán -el origen de este santo godo no
puede ser más asturiano puesto que la familia tenía su casa solariega en Toral
en el viejo reino asturleonés- contaba de setenta y dos avemarías para indicar
los setenta y dos años que viviera
En esa insistencia de origen misterioso y que Buda también practicaba
se basa toda la mística de
Se trata de la fe del carbonero pero bendita fe. Luego los conversos,
que aportaron buenas cosas pero que rompieron con una fe ancestral que dio
lugar al expolio infinito, bajo los influjos del humanismo protestante y de las
enseñanzas del Talmud que es algo iconoclasta, instituyeron la oración mental.
Decían que la oración vocal no valía para nada y establecen el contacto directo
con Dios sin sacerdotes sin liturgia y sin intermediarios en relación de tú a
tú. Un poco fuerte y tajante el planteamiento pero en esta actitud de feroz
individualismo se asume el centro de la modernidad. La fe sin obras y todas
esas añagazas debajo de las cuales el diablo orquesta sus emboscadas perenes
contra la cristiandad. Por eso las capillas protestantes al igual que las
sinagogas evocan la tristeza de la casa vacía cuando se ha determinado el
desahucio del culto marial. Y en las mezquitas no se respira otra cosa que
alarde fanático.
Verdaderamente dicen tales barbaridades porque leyeron mal a san
Agustín y no supieron interpretar la “Ciudad de Dios” cuya conclusión primaria
viene a decir que el hombre no es nada que todo lo da y todo lo quita el poder
de la gracia y sin oración no es posible la colación o garantía de esa gracia
divina que mueve el mundo.
Miguel de Molinos, con ese furor iconoclasta de los cristianos nuevos
demás de exagerado, llamaba al rosario rahez de todas las devociones, pero todo
sabemos cómo acabó el sabio teólogo jesuita: en las cárceles de
Ojo que con tanto intimismo el sentido de culto público a la divinidad
se está perdiendo. Por eso los papas no se cansan de insistir en esta tierna
devoción de los humildes. Allí donde se reza el rosario el diablo no puede
hacer trampas. Es el mejor disuasorio contra las fuerzas del abismo. Allí donde
escuchan rezar una humilde avemaría los angeles malos ni se acercan porque
saben que el fracaso les aguarda. Y los
curas que desde el púlpito despotrican contra el fervor del rosario que ha sido
tan popular le están haciendo el juego a los diaños.
No es un báculo lo que portan estos falsos pastores sino un
garrote. Por eso campa por sus respetos
la confusión y a
Los cartujos empero mantienen inquebrantable su adhesión a
La orden de san Bruno es toda ella un tributo a la oración que se hace
a la vez con el corazón y con los labios. Cuentan que un día un cartujo se
murió y hubo una fiesta en el cielo. El alma del bienaventurado no tuvo ninguna
demora al pasar la aduana. San Pedro al verlo dijo:
-Éste sí que es uno de los nuestros. Entra directo.
-¿Por qué le dejas pasar tan rápido sin mirar a las credenciales?- se
puso a murmurar el diablo.
-Trae recomendación de
Entonces el candidato a ingreso al paraíso sacó de la faltriquera del
escapulario un papel en el que había anotado el número de padrenuestros, aves,
credos y salvas. La cifra ascendía a más
de cien millones a lo largo de una vida monacal que duró casi cien años porque
ni que decir tiene que el hermano murió de muy viejo. San Pedro quedó
maravillado de la cantidad y ordenó a los ángeles muy autoritario franqueasen
las jambas.
-Que pase, que pase.
Al verlo llegar
Es una fábula que se repite de continuo en Berceo, en Chaucer, en
Villon, en el Arcipreste de Hita. Todos estos poetas muy humanos y pecadores
pero veneradores también de
Madre del Salvador, ruega por nosotros. El rosario es un recurso
sublime y el sortilegio infalible contra los conjuros más terribles, sobre todo
ahora que tanto aprieta la borrasca y muchos barruntamos el naufragio.
Hace bien el párroco de Soto de Luiña en mantener abierta su iglesia a
la devoción del rosario mientras otros la niegan ya lo sé pero no faltan en
esta hora difícil y los que se están pasando al Turco. No hacen casos todos
esos curas de las recomendaciones del papa que ha pedido que se instituya a
diario su rezo a título de la mejor rogativa por la paz. Contra el Turco
precisamente se proclamó
Y por supuesto me sumerjo en tristeza al leer lo que dice un
columnista en un periódico matritense cuando dice “ahora que nos hemos sacudido
la caspa y el rosario”. La caspa se ha vuelto sarna en él convertido en
impétigo del treponema o morbo sifilítico porque el energúmeno no es otro que
aquel audaz reportero que tenía por oficio conseguirle las putas a un famoso
seide de los sindicatos verticales. Que
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