OSCULANDA
Las
féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron
aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas.
Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos
metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto
de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio
desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la
ruina, lo que evidencia el poder del sexo.
-Arrepiéntete, cabrón.
-Yo no me arrepiento de
nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en Hong Kong que
hacía frufrú cuando me hacía el amor.
Encima,
beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo
visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca.
Le
dije que no creo en la confesión auricular porque teológicamente
tengo en entredicho la teoría de la exmologesis. Oh católica y
cruel majestad, seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no
besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que
te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera y
por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso
de doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos
cargados en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me
diste se los llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de
una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad
de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas
de junio y de mayo
idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no
producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo sigue
vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja
maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy
propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas
del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará
hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La
que tuvo retuvo.
Parejo
Paremo alza su gario terrible y al pasar por el resayo a la sombra
del gran edificio con los paramentos de mayólica yo le hago un corte
de manga. Está muy gordo y se toca con una churrupitosa visera y
casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido una gata y su
mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les
pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los
michines de la camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya
les queda poco. Paremo es rátigo todo él un rátigo con látigo.
Alguna mañana utiliza su fusta para espantar a los buitres. Negocio
al por mayor. Parejo Paremo es el sepulturero de muchas ilusiones
literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su garabito
fenecen los sueños de los poetas. Maldigo a este pariente de Juan
Simón que trata al personal a batacazos. Su padre creo que era un
sargento de caballería.
-Nada
de sargento. Cabo primera de la Remonta.
-Mejor
me lo pones y a Paremo Parejo que le quiten los galones y lo hagan
soldado raso.
De
estas zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.
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