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jueves, 12 de marzo de 2020


OSCULANDA
Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo.
-Arrepiéntete, cabrón.
-Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en Hong Kong que hacía frufrú cuando me hacía el amor.
Encima, beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca.
Le dije que no creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la teoría de la exmologesis. Oh católica y cruel majestad, seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera y por dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.
Parejo Paremo alza su gario terrible y al pasar por el resayo a la sombra del gran edificio con los paramentos de mayólica yo le hago un corte de manga. Está muy gordo y se toca con una churrupitosa visera y casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido una gata y su mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los michines de la camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya les queda poco. Paremo es rátigo todo él un rátigo con látigo. Alguna mañana utiliza su fusta para espantar a los buitres. Negocio al por mayor. Parejo Paremo es el sepulturero de muchas ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su garabito fenecen los sueños de los poetas. Maldigo a este pariente de Juan Simón que trata al personal a batacazos. Su padre creo que era un sargento de caballería.
-Nada de sargento. Cabo primera de la Remonta.
-Mejor me lo pones y a Paremo Parejo que le quiten los galones y lo hagan soldado raso.
De estas zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.

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