Decidida a incursionar en los flujos informativos, con una visión del acontecer internacional diferente a la de los monopolios mediáticos, nació, el 16 de junio de 1959, la agencia de noticias latinoamericana Prensa Latina (PL), «como arma de los pueblos contra el imperio».
Así lo afirmó Luis Enrique González Acosta, su presidente, durante el acto conmemorativo por los 65 años de la agencia, en la cual, además, resaltó que en estas más de seis décadas de trabajo ininterrumpido han logrado consolidarse como el principal multimedio radicado en Cuba, con más de 350 despachos diarios, 18 publicaciones propias y de terceros, servicios de radio y televisión, así como sitios web en seis idiomas, sellos editoriales propios y empleo de la ciencia y la innovación en función de las misiones principales.
González Acosta puntualizó que, pese al desafío en estos tiempos de complejidad financiera, PL continuará perfeccionándose en lo profesional, con un mejor periodismo, objetivo, pero no imparcial, como delineó Jorge Ricardo Masetti, su fundador y primer director.
Argumentó que resulta imposible no hablar de las afectaciones del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba, que ha impedido al multimedio tener cuentas bancarias, limita las transferencias y «se empeña en detener el crecimiento y gestión comercial bajo la sombrilla del “riesgo país”».
Por su parte, Marydé Fernández López, vicejefa del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba (PCC), recordó los objetivos fundacionales de pl, y reconoció la capacidad y coraje de los periodistas, quienes «hacen que Prensa Latina siga como desde sus inicios, al servicio siempre de la verdad».
En la cita se otorgó el Premio a la Obra de la Vida a 11 de sus más destacados miembros, por su notoria trayectoria, mientras que el Sindicato de la Cultura concedió la medalla Raúl Gómez García a trabajadores que han aportado al quehacer cultural.
Un momento enaltecedor fue la entrega a PL, por el presidente de la UPEC, Ricardo Ronquillo, de un bolígrafo y el pasaporte pertenecientes a Masetti, que, según explicó, desde finales de los años 80, fueron enviados a Cuba por la viuda del fundador, tesoros que «estampan la ruta de la revolución latinoamericana que aún está por terminar, y revela los lugares donde estuvo Masetti, antes de integrar la guerrilla argentina».