Archivo del blog

viernes, 17 de enero de 2025

 ERA EL´DIA DE SAN ANTÓN 17 ENERO CORRER EL GALLO EN FUENTESOTO. BENDITO SEAN LAS BARBAS DE SAN ANTÓN QUE CUBREN EL CALENDARIO LITÚRGICO

 

Por san Antón la gallina pon y las pitas cacareaban en los corrales. Los días iban siendo más largo, pero el frío de la cuesta de enero apretaba y nos torturaban los sabañones por las orejas.  Tía Ramona subía al nidal  cada noche y las metía el dedo en el culo para comprobar si habría puesta a la mañana siguiente. El gallo protestaba con un quiquiriquí que traducido al cristiano querría decir: “no me las toques, Ramona, que son para mí “

Pero al gallo rojo de nuestro gallinero y a todos los del pueblo les aguardaba la cazuela porque en honor a san Antón comíamos pollo con arroz tras la tortura salvaje de correr el gallo.

Los mastos recibían el martirio a su virilidad, se les capaba. No más quiquiriquíes en las mañanas de la aldea.

 Tendían una soga entre dos postes y de ahí se les colgaba atados boca abajo. Los mozos que iban a entrar en quintas aquel año montados en burras, en caballos o en mulas pasando por debajo a la carrera trataban de agarrar al gallo por la cabeza y se la arrancaban y pasaba a galope tendido.

 Había un árbitro un vigilante subido a una escalera que computaba la operación.

El mozo que con mejor pericia decapitaba al animalito era coronado con una rama de laurel y luego agasajado en la taberna con un bodigo y una cantara de vino como premio, que se bebían al de por junto los quintos a su salud.

Dulzaineros venidos de Aranda o de Peñafiel amenizaban la fiesta con jotas y pasacalles.

Entiendo por mi afición a la historia que esta ancestral costumbre en Fuentesoto hoy desaparecida porque no hay mozos era una reminiscencia de las lupercales romanas que duraban todo el mes de enero.

La muerte del gallo era un sacrificio a Júpiter en agradecimiento a los dioses que nos regalaron animales de compañía, bestias de tiro y de carga y que en último término servían de alimento a los mortales.

 Hoy me acuerdo de san Antón cuya imagen con cara de patriarca y un cochinillo cebón al pie del báculo abacial cuya imagen se veneraba en la iglesia de Fuentesoto intercediendo por nos.

Tal día como hoy se le llevaban a bendecir al atrio de la iglesia a las ovejas, a la vaca torionda que no malpariera y nos diera un ternero sano, los machos de la yunta, al burro garañón y a la yegua torda de mi abuelo que todos los años paría un potro o un muleto.

Yo acompañaba al abuelo cuando bajaba a la parada de Sacramenia a echarla al caballo o al burro que la montase.

Yo era un niño de seis años y al ver la escena del apareamiento recibía una clase de educación sexual.

La fecundación y gestación biológica es un dogma sagrado en la naturaleza. Son las leyes del instituto. No hay malicia ninguna, entre los mamíferos, es un acto sagrado los cuadrúpedos sin porno. Asimismo, supe entonces que  los niños no les trae la cigüeña de Paris. Las burras no toman la píldora ni al padrear el toro en la dehesa se pone un condón. Todos es limpio y fácil sin morbo ninguno.

Bendito san Antón la gallina pon y se decía cuando pintabas un cuadro  al desgaire si con barbas san Antón y sino la Purísima Concepción. Ahí va eso.

 Buen día, animalitos queridos, os pido que al gallo no le capéis ni le cortéis la creta. Emascular ─salvaje costumbre─ no está en las leyes biológicas. A Júpiter no le debían de agradar  tales sacrificios tan inhumanos

 

viernes, 17 de enero de 2025                                                         

No hay comentarios:

Publicar un comentario