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sábado, 4 de noviembre de 2023

 

ERA UN BUEN CHICO

 

OBITUARIO CARRASCAL

He was a nice guy, un chico listo, majo, amable, que paliaba la crudeza del mundo de plomo con una sonrisa beatifica pero nada más. Su premio Nadal Groovy una narración del mundo jipi aledaños de la neoyorquina Washington square años sesenta no pasará a la historia de la literatura. “Parra, tú escribes mejor, me dijo Celso Collazo, el delegado de Efe en Naciones Unidas" y creo que hasta me dio un beso en la frente.

A Jose Mari conocí en el alguarín que mi agencia tenía en la ONU con vistas al río Humber por donde navegaban las barcazas basureras y de vez en cuando el cadáver de algún suicida yo vi flotando entre las aguas de esa ría que era la gran cloaca arrastrando toda la mierda de la metrópoli.

A mí no me complacía demasiado aquel chiringuito donde apenas brotaban noticias. Todo eran reuniones, mítines, cabildeos. La era de Kurt Waldheim el austriaco diplomático al que echaron por haber estado encuadrado en las SS, que sucedió al birmano U Thant y antes el sueco Dag Harmasjeld. Con Waldheim la guerra fría estaba dando sus últimos suspiros. Pese a todo, encontré en NY un mundo feliz. No habían llegado los heraldos del globalismo y del nemine discrepante como norma de conducta.

Si no estabas con el poder, ibas a la calle. Yo tuve la suerte de poder contar la vida norteamericana a mi manera lejos de los parámetros oficiales y sin que me echaran a la calle sirviéndome de mis ardides talmúdicas para sobrevivir a los naufragios “si has de vivir con los hombres muévete con  cautela de una sierpe”.

Carrascal, un buen chico, guardaba la línea siendo asi un tipo muy lineal no se salía de la acequia marcada, no estaba nunca en offside. Algunos se enfurecieron conmigo porque les levantaron de la cama Hermida, Valverde del YA, Ángel Zúñiga de La Vanguardia, un catalán bellísima persona, porque en unas declaraciones de Golda Meir me había dicho que España era un país importante y diferente a los demás por los judíos. Estábamos bajo el mandato de Jimmy Carter que tampoco representaba a los dirigentes de la Casa Blanca al modo convencional.

El manisero de Georgia que asistí a las preces en la capilla bautista de su pueblo tampoco era convencional pero también un buen chico. Se trataba del último líder norteamericano de origen cristiano en el Despacho Oval.

En política internacional USA trataba de afianzar su poder mundial bajo las directrices del paso a paso creadas por Kissinger, una política que no estuvo exenta de fallos como fue la abdicación del Sha de Persia sustituido por los ayatolas, el derribo de Anastasio Somoza, el mejor amigo de los norteamericano en Hispanoamérica seguido del de Noriega, pues bemoles tiene la cosa el Cara de Piña había pertenecido a la CIA.

Con todo y eso los EE.UU ofrecían un semblante amable de libertad y progreso. El mundo de postguerra desde el movimiento jipi y las sentadas universitarias habían dado paso a la paz norteamericana. NY era un buen lugar para vivir.

Yo me empapé de calle tratando de compulsar el pálpito existencial de los de abajo: cómo vivían qué compraban, cómo se curaban, cómo bebían, cómo fornicaban o donde se divertían los americanos. Yo portaba poco por aquel chiscón en la segunda planta del Rascacielos Azul con vistas a la ría que compartía con un periodista indio. Sus regüeldos a curry me llevaban los demonios.

Tal lugar hubiera sido el sueño de cualquier redactor de mesa pero yo soy un perro callejero con olfato para detectar la noticia por los mercados, el Hospital Bellevue donde nació mi hija Henar, o las tabernas de la First Avenue donde oí cantar maravillosas baladas de la Verde Erín y se bebía buena cerveza negra .

Había leído la novela de mi colega J. L. Castillo Puche en la cual se desenmascara los vicios ocultos o patentes del Edificio Azul.

Para él se trata de un lugar donde todo gatuperio tuvo asiento. Allí en el gran parlamento del mundo se habla, se discute y se escribe por los codos y se jode que tú no veas, sexo y poder. Es la gran montaña de papel. Enjuagues, conciliábulos, resoluciones que no se cumplen para un mundo en guerra, donde en los altos y alfombrados despachos el jefe siempre acaba tocándole el culo a la secretaria. Aunque tal vez sea un mal menor este gran oráculo de los tiempos modernos.

Si no existiera la ONU tendríamos que inventarla.

Cuando renuncié a aquel despacho, una cámara con cristaleras y mamparas cabe la mess o rancho sala de juntas de los corresponsales extranjeros, el indio con el cual lo compartía se puso de uñas ya que mis ausencias le daban vía libre para disfrutar a sus anchas de aquel ventanal y soñar en sus nirvanas mientras contemplaba el  tránsito de las gabarras cargadas con los trapos sucios de la gran ciudad.

 En adelante tendría que compartirlo con otro. A mí me desplacía el lugar, los eructos de aquel colega. Una vez casi recién llegado de Londres me robaron unas gafas muy chulas y una pipa Dunhill que compré en Londres.

Alternativamente no dejaba de pensar que había llegado a un mundo mágico me estaba asomando al ojo del huracán. Leía como Blanco Tobio todas las mañanas el New york times.

En mis crónicas les daba la vuelta porque la información del famoso rotativo venía filtrada y empedrada de mala uva hacia España pero no había que despotricar contra el oráculo. Bastaba con ponerle ciertos caveats o precauciones y líneas entre paréntesis. Carrascal era un buen chico. Que copiaba al Times.

 Vivía en Queens, los ladrones se llevaron todo menos los libros. Lo contaba con una sonrisa. Era un admirador de los norteamericanos. Me describía cómo había llegado de polizonte. Se fumó tres paquetes de cigarrillos para entretener la espera en la aduana de la isla de Ellis le entró carraspera y desde entonces dejó de fumar.

Iba por Manhattan en un Wolskswagen. El escarabajo de Hitler un auto familiar de exiguas dimensiones con el era fácil aparcar a diferencia de los haigas nacionales, los Ford y los Chrysler amplios y cómodos con tres ocupantes en el asiento del copiloto.

Sí, era un buen chico Carrascal, aunque seguramente pasará a la historia más que por sus libros y sus crónicas a veces impecables por sus estridentes corbatas.

En  la sala de prensa berreaban los altavoces anunciando convocatorias entradas y salidas de embajadores o reuniones del consejo de seguridad. Otra crisis.

Resoluciones, comunicados. Implementos, complementos e impedimentos. Se hablaban todos los idiomas del mundo- talks and talks, over talks- y luego nada. 

El tema de Gibraltar que yo tocaba con denuedo siguiendo la tradición de mis periódicos caían en saco roto. Los ingleses se pasaban por la taleguilla las resoluciones y dictámenes del Consejo de Seguridad. El embajador Piniés ponía oídos de mercader a mis quejas.

Lo mismo que la crisis del Sahara español que con tanto empeño reivindicaba el Alauita instigado por el Tío Sam. Los fosfatos, el petróleo. Las auríferas dunas del desierto. 

Piniés ya caduco y algo viejo cuando lo conocí no estaba fino y no aguantó el cerco y las añagazas de los moros.  Puede que cayera en la trampa tendida por Mohamed VI y ahora lo estamos pagando todos.

El embajador marroquí un tal Filali verdadera hechura de Maquiavelo sin turbante nos invitaba a cenas y ágapes a los corresponsales. Quería vendernos la burra. Yo pronto me olí la tostada y a través de mis despachos a Madrid protestaba de tal insolencia lo pasé mal. Carrascal era un buen chico pero no quería meterse en líos. Maraña para el Informaciones me amenazó diciendo que era un facha claro que era un becario de Columbia donde la CIA reclutaba sus cachorros para la gran andanada pues qué iba a pasar cuando se muriera Franco.

Todos callados como ursulinas. Por apoyar la causa española y por advertir las consecuencias de la marcha verde pues el moro andaba al acecho de Ceuta y Melilla, del petróleo de las Canarias y que podría venir otra invasión en forma de inmigración soterrada sobre las Islas Afortunadas bajo el patrocinio de Washington (Kissinger no enseña nunca la patita) héteme aquí que me tildan no solo de facha. También de rojo y que trabajaba para los rusos.

Una hija de la Carabias hermana de Carmen Rico a la cual enchufó Piniés de secretaria nunca me dejaba pasar a ver al embajador español en la ONU siempre estaba reunido. Ah la suerte de ser mujer y no morir en el empeño. Al pináculo onusino habían trepado las feministas.

Quería precaverle a don Jaime de mis aprensiones con lo del Sahara pero la hija de Josefina Carabias la eterna corresponsal del YA durante el franquismo me impedía la entrada. Está reunido el señor embajador cuando hasta la recepción llegaba el estruendo de los gritos que pegaba y las vedijas del humo de los puros que se fumaba aquel recio baturro.

Se barruntaban los primeros atisbos feministas. Mujeres al poder mientras las máquinas de escribir echaban humo no habían abierto página los ordenadores y los télex machacaban kilómetros de cinta para contarle al mundo lo que pasaba. 

Yo permanecía gracias a Dios y a Franco sumido en medio de aquella vorágine. Siempre al apostadero. Tres oficiales mecanógrafos perforadores de la RCA, la ITT y la Reuter Herby, Frank, y David perforaban con puntos del nuevo lenguaje quilómetros de cinta telemática a velocidades de vértigo. Herby transcribía una crónica a Madrid de seis folios en cinco minutos.

Era judío muy amigo mío pues yo en Nueva York me eché alguna que otra novia judía y le contaba como nací en la aljama de Segovia la Puerta del Socorro y que mis ancestros podían ser de tal raza, pero se quedaban de piedra cuando yo criticaba la política israelí en palestina o les decía que un judío puede llevar la torah en su corazón, no es necesario regresar a la tierra prometida derramando sangre. 

Me decían;

-"pues tú no eres judío. El eretz Israel es santo". 

-Sí, pero de otra tribu,- contestaba un servidor. 

Así que perdíamos las amistades. Frank era italiano y se parecía a Frank Sinatra cuando no estaba borracho. No supe que fue de los transcriptores insuperables en el número de pulsaciones por minuto.

 Herby se fue a Miami a morir en el cementerio de elefantes Frank murió de cirrosis le daba bien fuerte a la cerveza y David creo que se casó con una millonaria rusa. 

Carrascal ah Carrascal, hacíamos cola para mandar nuestros despachos a Madrid ha muerto el pobre solo. No sé lo que sería de su mujer Hannelore la alemana, si murió antes o se divorció. A pesar de todo lo contado era no solo un buen chico sino también un buen periodista que se las apañó para sobrevivir a la hecatombe.

Y ahora después de una larga vida de 93 años descansa en paz, Josemari. Otro que se va

 

sábado, 4 de noviembre de 2023

viernes, 3 de noviembre de 2023

 

A BEAUTIFUL ENGLISH WEDDING BEN&CHARLOTTE DESEO A LOS RECIEN CASADOS TODA LA FELICIDAD Y PROSPERIDAD DEL MUNDO

 





























domingo, 29 de octubre de 2023

 POR SAN FRUTOS ESTRENÁBAMOS SOTANA

 

Estaban colocadas con su funda y el  nombre de cada cual -en el mío ponías señor Parra... ya era yo toda una dignidad- en los recios bancos de pino que había en la sala de visitas. A los de Valladolid, pues entonces la diócesis segoviana era muy amplia y no coincidía con la división territorial por provincias, les vestía Zurita que era un sastre caro y de ideas avanzadas en lo que respecta a la vestimenta del clero y a los de Segovia, pues Blas Carpintero de gustos más clásicos. Recuerdo con qué ilusión me fui a tomar medidas a su tienda que estaba pasada la Canaleja, muy cerca del Portalón y al pie de la estatua misma del comunero Juan Bravo. Aquel hombre poseía una suavidad táctil que al cruzar el metro por la cintura o curvarlo sobre la espalda mientras tomaba con los dientes los alfileres de un acerico que portaba sobre la manga parecía que acariciaba. Me dijo curita tenemos que no soldadito ni rey de armas mientras miraba a mi padre que venía en uniforme de militar y Carpintero también cosía para los cuarteles diversos que sentaban plaza. A ver si un día te tengo que hacer la sotana de obispo.

 Era el alfayate un señor grande, huesudo con la cara muy pálida y la nariz un tanto acaballada. Esta prominencia nasal evidenciaba esa ascendencia del pueblo elegido tan importante en la ciudad que me vio nacer. La cosa venía de cinco siglos atrás.

Todos se bautizaron en masa y venían huyendo de la quema y de las luchas dinásticas de la dinastía Trastamara. La mayoría abandonando la aljama cabe la Puerta del Socorro se fueron a vivir intramuros a la zona alta. Y nos dejaron esa impronta comunera, cierta pasión por la libertad, patente religiosidad conjugada con esa afabilidad y amor a la vida que noté siempre en todos los judíos –Shakespeare que era un poco antisemita, metió la pata hasta el corvejón dejando a la posteridad el fenotipo de Shylock-, pasión por los libros y un cierto desdén por todo lo manual.

 Pero sobre todo nos dejaron una inclinación por las cosas de Dios, pasión por la mística, un prurito mesiánico, amor a la familia combinado por la tortura mental que representa el sexo para un judío. Y también el talante independiente propio de los que leen el Libro de los Libros con asiduidad y parlamentan con Dios sin muchos intermediarios.

El rasgo de los segovianos es ese talante independiente y un entusiasmo apasionado que roza el mesianismo. ¿Defectos? La zorrería y la doblez, que son artes que se aprenden cuando recibes muchos palos.

Quevedo, aunque odiaba a los genoveses, tenía el alma de converso. Eso se trasluce en el Buscón. El Lazarillo- aquí sí que no caben dudas- no debió de salir de la pluma de un cristiano viejo. Así que hubo que acomodarse y guardar al menos las apariencias. Al ganar estatus los sastres y perailes cierran su casa en la vieja judería y se van a vivir con los hidalgos.

 Por eso en Segovia, ciudad levítica y guerrera como pocas- a muchos nos recuerda Jerusalén pero con bares y mesones de buen cordero- cada casa es un castillo interior. Cada torre una alcazaba y vaya usted a saber. Fachadas de encaje. Estas torres albarranas intramuros son una fortaleza dentro de la misma fortaleza. Ciudadelas de la verdadera ciudadela.

 Quedan algunos de aquellos edificios medievales que se yerguen altivos, abroquelados centinelas del horizonte. Suelen tener en el piso superior un tendedero o sobrado ceñido por una gola o collar de encaje de piedras de granito. En cada esquina una gárgola. Casas almenadas son el palacio de los Coronel, de los Arias Dávila, de los Lozoya, los Bravo, etc.

Más ya hablé de esta particularidad y no quiero picar de pedante alargándome en este punto.

-       Pasen los alfayates

-       ¿Sastres vienen? Al infierno vamos

Tuvo que ser un sastre judío el que me vistiera a mí de talar. Acababa de cumplir los once años y embutido en aquella prenda que tenía tantísimo botón y amplios bolsos donde cabía la peonza para jugar al trompo y la chuleta de las declinaciones latinas- musa musae y dominus domini, res rei- el rosario que me mandó mi tía monja para que lo rezase todas las noches y estampas, muchas estampas para repartir a los niños de la ciudad cuando nos los encontrábamos en los paseos de los jueves, ya me sentía yo  casi un arzobispo.

        -Per áspera ad astra – nos dijo don Jerónimo el prefecto nada más llegar, pues yo de latines, aunque me sabía el Confíteor y contestaba al cura de carrerilla las oraciones del salmo 120 (introibo ad altare Dei… ad Deum qui laetificat juventutem meam etc. Una de las frases más hermosas que se pueden escuchar en boca de hombre) andaba un poco en agraz.

Comprendía que allí se iniciaba un largo y áspero camino hacia las estrellas.

        -Tú sé bueno y estudia, hijo, pero, hijo, come, no cojas frío- fue la última recomendación que me hizo mi madre cuando el primero de octubre, cuando todos celebramos la fiesta del Caudillo vino el maletero y cargó con todo mi equipo: el baúl recién comprado con herrajes nuevos y un colchón de lana que acaban de enjaretar y tundir solo para el señorito. ¡Pobre colchón¡

 Acabé con él a los pocos meses, puesto que empecé a mearme en la cama y hubo de ser sustituido por uno de borra. Cosas de la vida.

Recuerdo con ilusión aquella mañana del 25 de octubre de 1955, cálida y soleada porque parecía verano, cuando vestí por primera vez la sotana que me trajo Blas Carpintero. Fue como si se hubieran adelantado tres meses los Reyes. Nos había rapado el pelo al cero, el barbero que llegó la noche antes y acabábamos de terminar los Ejercicios Espirituales que a mí me impresionaron mucho y fueron larguísimos… eso de pensar tanto en la muerte… esos retortijones de conciencia que degenerarían en escrúpulos y que nos hizo adquirir demasiado tempranamente la conciencia de la muerte.

 Pero, en fin, el día de San Frutos era un día alegre y estrenábamos la sotana para ir a cantar a la catedral el himno… al siervo bueno y fiel que rogando sin cesar consigue bienes eternos de la infinita bondad… tararirirolá y luego seguiría él solo que aquel año se marcaría el tiple elegido. Uno que era de Cogeces y le decían Marianillo. Risas y algazaras en el patio. Voces blancas e inocentes.

A mí la sotana me estaba que ni pintada, pero al pobre Tinaquero al que se le acababa de matar el padre y tuvieron mal año se la haría una prima suya modista y claro le quedaban pesqueros por detrás los bajos y por adelante le sobraba una cuarta pobre chico. Las mangas le estaban largas y tenía que accionar los brazos péndulos como los de la muerte andando.

 Decían que las mejores sotanas eran las que confeccionaba Zurita que vestía al clero alto; a mí las de Blas Carpintero Dios lo tenga en su seno no me parecieron del todo mal.

Durante más de media hora, después de tirarme de la cama cuando sonó la campana a las ocho, me lancé por la escalera imperial bajando los escalones de tres en tres en dirección de la sala de visitas, estuve mirándome, clericalmente coqueto, en el espejo del probador. La beca y el bonete de cuatro puntas combinaban con el negro y me daban un aspecto distinguido y profesoral.

        -Pronto tendremos doctor en Teología.

        -Ojalá. Dentro de doce años cantaré misa, me iré a misiones, bautizaré a muchos negritos. Haré bien a las almas.

También se sueña despierto y rumiaba mis cábalas un poco como el cuento de la lechera, cuando no era más que un pipi, un latino, y no había empezado el largo camino de la santidad, que es una senda de abrojos, según nos explicaba el padre Mañanas, nuestro maestro espiritual.

 Como era novato e inocente, los de segundo nos hicieron la petaca el primer día y nos echaron sal en vez de azúcar en el café. Había que pagar la novatada. Un día sería sacerdote. Lo tenía decidido.

Ya había ceñido yo aquella prenda talar sobre mis lomos cuando ayudaba a misa a don Benito en Santa Eulalia o cuando era niño de coro con don Fernando Revuelta el deán que me tenía buen concepto y decía que yo no era un pillastre como los demás que tenía madera de cura y que me metiera en el seminario.

        -Si tus padres no tienen posibles, yo mismo te costearé los estudios.

Pero aquellas sotanas de las sacristías las utilizaban otros y olían a sudor de muchas generaciones de sacristanes y acólitos, y en el roquete y en el sobrepelliz aparecían chafarrinones de la cera de los cirios o quemadas por puntas de cigarro o por ascuas de incensario. Aquella sotana de Blas Carpintero era una sotana para mí solo. De uso personal. Aquella mañana del Glorioso San Frutos Pajarero, patrón de Segovia, nunca se me olvidará.

 

Et reliqua. ….Continuará

 

SESENTA AÑOS ESCRIENDO MIS BODAS DE DIAMANTE CON LA ESCRITURA

 

Bajo a la bodega del buen vino en busca de algo que leer, de algo en que soñar. Es mi mosto espiritual. Bebo a veces, me emborracho o me deprimo. Los libros yacen amontonados allá abajo en plúteos o guardados en cajas y estantes. Todos son vino añejo mercado en las mejores librerías de lance de NY, de Portobello en Londres o en la Cuesta Moyano pues ya lo dice el refrán leña vieja que quemar, vino cecubo que tomar, libro viejo que leer y amigos antiguos con el que conversar. Como ahora todo es leña verde por las cocinas de gas, los amigos se van muriendo poco a poco y el vino se acabó asaltan nuestros camiones bodegueros los franceses sólo nos queda el libro. Y ellos son el vino añejo que sellaron mi compromiso con las musas hace más de medio siglo. Gracias te doy Dios de bondad por haber sobrevivido gracias a ellos, a tantos avatares, tantas mudanzas, tantos naufragios. No pocas veces vi el rostro de la Tredentuda que abría sus fauces en lo hondo del precipicio.

Tomo uno de ellos al azar. Es un libro desportillado y lo abro. Huele a moho  pero sus hojas me traen el vede aroma de mis verdes años. Se trata del Guzmán de Alfarache. Suelo yo poner mi nombre, mi rubrica y fecha, percibo una fecha, mi nombre y mi firma Madrid 23-XI-1964.

 Mercaba yo, pobre estudiante de Románicas, las adquisiciones con la huelga que me daba mi madre los domingos. En vez de ir al baile, al cine o a la taberna me agenciaba yo alguna obra de los clásicos.

Así tengo la casa atestada de papel de los muchos cuadernos manuscritos, de mis obra inéditas encuadernadas a canutillo o de las impresas. Pasan de cinco mil

 ¿Qué será de mi querida biblioteca cuando me muera? Es el drama de todos aquellos que nos hemos dedicado a la literatura o el periodismo.

Hoy esos tesoros ya no valen nada. Son de la galaxia Guttemberg. La galaxia Macluhan transformolos en mera calderilla. Yo soy un escritor pobre pero opulento en sueños y rico en obra muerta.

 La gente nos mira con desdén. Piensan que estamos mal de la cabeza. A pesar de todo yo sigo escribiendo, leyendo, rezando y soñando, y amo los libros que ya no quiere nadie.

Taxativamente, he aquí que este Guzmán de Alfarache debió de ser uno de los primeros que compré y delata mis bodas con la letra de molde.

Han pasado las de oro y voy camino de las de diamante. Sesenta años ¡cómo pasa el tiempo! La vida literaria es durísima, apasionante, maravillosa. Vivimos en Cuatro Caminos.

Yo madrugaba para tomar el primer tranvía para la Universitaria. Nos apretujábamos como sardinas en lata con nuestros cartapacios, nuestras bufandas, volanderas, nuestros primeros pitillos para ir a la cátedra de prima. Duraban las clases toda la mañana.

Por la tarde acudía a la Escuela de Periodismo a escuchar las lecciones de Nicolás González Ruiz, Bartolomé Mostaza, Antonio Ruiz Muñoz y otros prohombres de la Escuela del Debate. Acababa rendido. Luego por la noche a estudiar hasta la madrugada a base de café y de Celtas largos. Sí el vulgo nos toma por locos, no sabe de los sufrimientos, torturas ante la página en blanco. Demasiadas incomprensiones y desaires para tan poca paga. Concluí las dos carreras las Filologías y la de Periodismo que convalidé en la Oficial a fuerza de vigilias, excursiones a la nevera, mucho café (escribir sobrecarga el sistema nervioso y a mí me da hambre) a veces tomaba Buscapina pero en particular resistí a base de grandes fumadas que andando el tiempo se trasformaron en pipadas.

Hace más de siete lustros que no prendo un cigarrillo pues convertí a la cachimba en mi dama de compañía.

Es un terror pensar que la venganza de los indios haya podido horadar mis pulmones pero aquí estoy a punto de cumplir los ochenta tan enterizo.

Quizás haya intervenido la divina providencia.

 Por lo demás me veo reflejado en las páginas de esta novela picaresca que estimo inferior al Lazarillo (Yo descubrí quien fue el autor del Lazarillo) epitome del genero picaresco auténticamente español.

 Desde niño me enseñaron a resistir. Longanimidad es una virtud cardinal y poliorcética una de las bases de la guerra. Porque como decía CJC aquí el que aguanta gana.

Mateo Alemán es el más pesimista de los novelistas del género y describe una España de maldades, gatuperios, sobornos, estelionatos, fraudes, cohechos, hipocresías inquisiciones, perquisiciones y persecuciones, rapiñas del poderoso y opresión al débil. ¿Cómo salir adelante en medio de tanta canalla?

 El guzmanillo se abre paso utilizando las armas de los desheredados que son la astucia, la paciencia, la resignación y "mirada de halcón paso de lobo y hacerse el bobo".

Para sobrevivir la batahola en que se ha convertido mi patria a partir de 1975 yo he tratado de seguir ese admirable consejo de hacerse el bobo, como si contigo no fuese la cosa y escribir.

Todos mis libros son un cargamento de ternura y de sátira, ya sé que no los conoce nadie y a mí qué me importa. La Tredentuda les ha pasado la mano por el lomo a Clenasmo, el abusón, anegados todos ellos en tropologías.

Tal que así el otro día paré en Moyano a llorar por mi amigo Riudavets y Paco Gomis el librero de la caseta numero tres que tiene cara de pájaro me soltó un picotazo:

 - Tus libros no venden, son muy malos

No fue un picotazo lo que me soltó el pájaro sino una funesta coz de mulo falso. Al cual yo respondí con mansedumbre

- ¿No será porque la miel no se hizo para la boca del asno, Paco?

 

domingo, 29 de octubre de 2023

lunes, 23 de octubre de 2023

 

TOLSTOI IVAN ILLICH LA PENA DE PORTAR EL FUEGO SAGRADO

 

ESCENAS DE LA VIDA DE TOLSTOI

Tolstoi tuvo una juventud apasionada de barín (noble). A los 24 años nos lo encontramos como teniente de artillería sirviendo en el Cáucaso al zar en las guerras contra los chechenos. Como soldado fue irregular. No debió de ser el más valiente de su formación pero aquellas batidas de tierra quemada e incendios de aldeas, las cabalgadas por las montañas, el frío, las partidas de cartas en los cuartos de banderas, determinaron el germen de su novelística. Impresionaron su retina y serían más tarde material de trabajo. 

Tolstoi es un escritor caligráfico capaz de estampar en unas líneas un paisaje y describir por dentro a un personaje. Por ejemplo en la Muerte de Ivan Illich retrata el pavoroso drama de un matrimonio desvencijado con este sencillo párrafo, epítome de concisión pero que revela falta de entendimiento entre Iván y Praskovia Fedorovna. 

"Ella echaba la culpa a su marido de todos los reveses y avatares por los que atravesaba la pareja. La mayoría de las conversaciones marido-mujer sobre todo en lo que afecta a la educación de los hijos conducían a voces, recriminaciones, chillidos, insultos y palos. Quedaban escasos periodos de amor que se hacían muy breves. El matrimonio vivía en una hostilidad latente”

Praskovia no quería saber nada de literatura, vivía en su mundo de trajes, bailes, fiestas, las puestas de largos y la búsqueda de un buen partido para su hija casadera. No es capaz de comprender el terrible dolor de su esposo víctima de un cáncer. Que lleva a Illich a la tumba a los 45 años. 

La esposa no le da importancia a la dolencia del antiguo magistrado y escritor fracasado, dice que todo son nervios, que se tome la pastilla. He aquí un cuadro inexorable de la incomunicación entre los seres humanos. 

El héroe de esta novela, la más cruda surgida de la pluma de Tolstoi tuvo una muerte terrible. Estuvo en un grito durante tres días y tres noches. Dentro del dolor y la indiferencia de la casquivana Proskovia surge la lealtad y bondad del criado Gerasimo que no se separa de la cabecera del enfermo. Le acerca algún analgésico, lo tapa con la manta, le da agua y lo coge de la mano. 

Muchos lectores se verán retratados en el drama de Ivan Illich agonizantes. Se trata de un “powsti” novela corta, un canto contra el desamor y los desengaños. Parece entresacado de la vida real del autor. El cual fue infeliz en su matrimonio. A lo largo de la historia flota una interrogante.

 ¿Por qué sufrimos tanto? ¿Dios se apiada? Tolstoi padeció en sus últimos días una crisis de fe que le llevó a romper con la Iglesia. Su marcionismo esto es la duda sobre el silencio de Dios ante las guerras, las crueldades, catástrofes de los mortales, incoa la causa de su declaración como hereje por el Santo Sínodo. Sin embargo, nadie podrá negar la fuerte imbricación del cristianismo en la pluma y en el alma del gran escritor ruso un profeta de su tiempo. 

Y los profetas no suelen ser bien comprendidos por el procomún de los mortales. Vibran en otro nivel. 

Es la pena que persigue a los buenos pensadores que suelen ser desgraciados, padecen persecución, acaban en la cárcel o en la pobreza más vergonzante. Pagan la culpa de portar el fuego sagrado

 

domingo, 22 de octubre de 2023

 MI ÚLTIMO DIA. MI PRIMER GRAN TEDEUM

 

Antonioparragalindo

 

“Sol de junio, un verano más”, cantaba un coplero de mi lejana juventud cuando yo cortejaba a una moza muy formal. Nunca empezábamos aquel pastel, nunca nos fumamos aquel cigarrillo  de después en el 600. Había que estar en casa a las diez. Ella habrá dejado ya de fumar, yo sólo fumo en pipa y a escondidas porque fumar ya no es políticamente correcto ni está bien quisto pero yo me digo  también los que no fuman se mueren y les dan infartos, mientras acaricio los viejos recuerdos en el estanque dorado de la memoria  y pedaleo –estoy hecho una mula- hasta Navalcarnero ida y vuelta tres leguas y pico en una hermosa tarde con el solsticio de verano casi en puertas siguiendo el viejo camino de la mesta... Esa era la ruta de los nutridos rebaños que veíamos pasar por nuestra puerta camino del sur, el morueco en medio egregio y mostrando su estatura guardiana, y a los lados los perros. Un zagal llevaba un corderillo recental a hombros y a mí recordaba la vera efigie del Buen Pastor.

 Parece que percibo el bronco ladrido feroz y aquiescente del mastín. Ya no hay mesta ni cordeles, van en camiones, pero el ojo de mi memoria los sigue viendo circular. Parece que fue ayer y ha pasado tanto tiempo. Ya han encañado los trigos. De trigo y centeno hay  hogaño un cosechón. Las vides están hermosas y ya granan las cepas. Si no se apedrea tendremos los lagares y la troje hasta los topes.

 Una collalba  me hace una reverencia y se me cruza en el camino y canta escondida entre las cepas la perdiz con voz de amor. Sol de junio. El cuclillo y la abubilla tienen un dúo, se han enzarzado en una porfía (a ver quien da la mejor nota) que enternece mi corazón de melancolías y es la orquesta de acompañamiento a este Te deum laudamus te Dominum confitemur que esponja mi corazón.

 La voz del diacono Shelapin de mi grabación de la noche de pascua pregona el canto del Querubín. Mañana es mi último día y pues me tomé un Moscoso el día 12 si Dios quiere estoy cumplido. Voy a entregar la cuchara pero no la tarja. A mi tarja le quedan todavía algunas muescas por cortar al menos eso espero y loado sea Cristo. Al menos eso espero con la venia del Panadero celestial que todo lo controla todo lo ve y todo lo designa desde ahí arriba. I hope that He spares me.

 No puedo estar más satisfecho. Gracias, Señor. . Junio trajo las rosas y la plenitud de  un ayer no consumado y yo tuve la suerte de conocer sin conocer a aquel amor. El sol, un sol que se va, refulge en el estanque dorado pero el hombre pecador a veces tira por la trocha más difícil dejando el camino real, se va por los puertos fragosos abandonando la amenidad del valle y del llano. Lo malo es que en este curso de la vida no hay repescas  ni exámenes de febrero pero todos los seis de junio se me aparecía el rostro de la querida novia (ah yo vi en Roma do es la santidad que todos al dinero facen omildad… y eminencia, nos quita  las buenas para que nos vayamos con las malas).

 El hombre no es que tropiece en la misma piedra es que es gilipollas y escoge la manzana podrida  desdeñando la más manzana y fresca. Ah todos los seis de junio una lagrima de mis ojos y una oración brotaba de mis labios en memoria de aquel amor perdido. Uno se va siempre con las malas y deja las buenas pero es ley de vida. Misterios del destino. Enigmas del mundo... regreso a casa con el primer lucero. Un traguillo del vino de Navalcarnero que era el último pueblo de la provincia Segovia antes de las extremaduras, el que bebían los pastores de los viejos cordeles a la salud de sus rabadanes, de sus amos y de sus novias, me da fuerza a mis empeños, para cubrir el tranco final. Las cuestas arriba las suba mi mulo que las de abajo yo me las sudo, digo con el refrán.

- Aprieta el culo y dar pedales y pasa hoja.

- Es lo que hay que hacer para llegar a viejos.

 Un transportista guasón me larga bocina.

-Pi. Pi. quita del medio que va va pasar la camioneta de mi papá.

-Cojonazos..

-¿Violos la tuya mujer, o qué?

-Quítate de en medio que no eres Berrendero ni Bahamontes, pensionista.

- Es que hice la mili en un batallón ciclista le contesto.

 Y me despide con un corte de manga que le devuelvo. Mañana es día escuela el último día escuela y ya brilla por el este el último lucero.

Y, esta mañana cuando por ultima vez ficho al pasar frente a las estatuas del cardenal Gil de Albornoz que se alza mitrada y eminente delante del convento de San Diego, desafiando un poco a la de Cisneros, como un rival, me acuerdo de aquella objeción que hacía el bueno del arcipreste a su cardenal de Toledo cuando quiso dejar sin mujeres al clero y sus quejas son punto de referencia de lo que ocurre en la vida. ¿Me fui con las malas y dejé las buenas, Santidad?

 No sé. Es muy difícil afirmar esas cosas tan taxativamente. Por lo pronto sol de junio, un verano más ¿y tú donde estás, donde te fuiste, amor que no fenece jamás que es puro y limpio como el brillar del lucero que avisto al bajar la cuesta de mi urba? Estas son preguntas sin demasiadas respuestas.

 Ya no puede quedar mucho trecho. Sin embargo espero que la tarja de mi existencia  se alargue un poco más.. Al llegar a viejo se ha hecho más firme mi fe y mi esperanza. El amor no muere nunca. Nos sobrepasa como el camionero fardón que por poco me tira a la cuneta un ventalle. Es el aire del Espiritu Santo. El domingo fue la fiesta de la Trinidad y vivimos todos en el gran cenáculo.. Se queda prendido en el rielar de aquella estrella. Cuando llego a casa mi santa esposa mantecosa – fue la buena o fue la mala no lo se pero es la que elegí yo, impulsado por la fuerza del sino, del destino o del fatum- se cachondea de mi al verme en shorts.

- Ya no estás para ir de ligue, tio. Con esas fachas.

- Home no, pero eso no lo decías hace treinta años que entonces bien que te gustaba el pirulí de la Habana.

- Si serás machista.

- Tú no sufras que mañana me jubilo, prenda. Hace 65 tacos  que me parió la Juani. Con seis kilos mi y medio que di en bascula a mi pobre madre no sé si la desriñoné una larga tarde de junio. El parto sin cesare duró seis horas y era el dia sexto después del D Day.

- Así sigues de gordo-dice mi mujer que ya no me echa piropos pero de vez en cuando me da alguna charla y a callar.

-In te Domine speravi non confundar in aeternum. Bendito seas Señor por esta vida. Me puedes quitar todo menos la esperanza y el sentido del humor.

HOY MI ULTIMO DIA ME JUBILO DEL ARCHIVO EN ALCALÁ. NO SOY MÁS QUE UN PENSIONISTA UN POBRE JUBILATA PERO MISIÓN CUMPLIDA Y PELILLOS A LA MAR

 LA MONJA ALFEREZ CATALINA EASO

 

Resuenan en mi memoria antiguas canciones de corro las cuales esponjan mi alma de ternura y que cantábamos los niños segovianos en la Puerta del Socorro:

Santa Teresita hija

De un rey moro

Que mató su padre

Con cuchillo de oro

Que no era de oro

Ni de plata

Era un cuchillo de hojalata

Y aquella que iba andante ma non tropo:

En Sevilla un sevillano

La desgracia le dio Dios

Que de siete hijos que tuvo

Y ninguno fue varón

A la más chiquita de ellas

La llevo la inclinación

De ir a servir a la guerra vestidita de varón

Toditos los caballeros se fueron

A desnudar

Y el caballero don Marcos se ha echado

A llorar

El rey que la estaba viendo de amores se cautivó

 No llores prenda querida, no llores, mi corazón

Que eso que tú tanto sientes

Es lo que deseo yo

El mito de la mujer guerrera pervade la historia de nuestros ancestros y ahí está la Serrana de la Vera comedia de Lope y de Tirso que se encargan de describirnos a una feroz amazona verdadero furor uterino al acecho de todo varón que pasa lo aprehende y se lo lleca para la cueva, lo da de cenar entre huesos y calaveras. Les hace el amor y luego los liquida. Una mantis religiosa en forma de mujer una verdadera devoradora de hombres. “Ha pasado un soldadito licenciado ya va para su tierra” él se huele la tostada asiste a la primera y segunda parte del festín la rica cena y el connubio pero no a la tercera. Huye y la serrana de la Vera, con la honda a la cintura y terciada la escopeta, le lanza una ráfaga que se lleva el sombrero. El clamor de la serrana resuena por todo el valle: “Vuelve, vuelve soldadito, vuelve por tu montera”… “No señora no me paro que mis padres que son muy ricos me comprarán otra nueva”

En este contexto de la mujer guerrera se sitúa el caso de doña Catalina Easo con puntas y señales de ucronía, comedia picaresca y de capa y espada. Parece ser que fue un personaje real. Nacida en San Sebastián c. 1595 hija natural de un noble donostiarra. A la edad de cuatro años  es ingresada en un convento de dominicas pero a los dieciocho a punto de profesar tiene una bronca con la maestra de novicias, se tiran de los pelos y queda la pobre sor que era ya vieja maltrecha, temiendo el castigo la postulante  escapa vestida de hombre a la Corte, de allí a Sevilla donde se embarca hacia el Nuevo Mundo militando en el ejercito que pelea con los araucanos de don Pedro de Valdivia. Al morir éste en una emboscada huye al Perú. Aficionada al alcohol y al juego recorre todas las timbas de Bogotá y Potosí el Cuzco. Pero nunca lo lupanares. Es de genio muy vivo y no aguanta pencas de nadie. Jugando al rentoy uno le llama cornudo ella tira de espala yu lo hiere de muerte. Se libra de la horca acogiéndose a altana esto es refugiándose en el convento de San Francisco de Lima. El regidor que era paisano suyo y al cual habla en vascuence le otorga un salvoconducto para ir a ver al obispo y le cuente quien era cómo es que había llegado a alférez o abanderado (los abanderados tenían que tener gran talla, iban delante de la hueste al entrar en combate). Ella/Él confiesa al prelado ser mujer. Éste manda ser reconocida por unas matronas que la encuentran virgen e intacta. No era una hermafrodita, ni un marimacho, sino que había nacido así con tal inclinación a la homosexualidad. En sus largas correrías esta vasca de armas tomar rechaza el matrimonio con buenos partidos. El regidor de Arequipa, considerando a la alférez un buen partido pretende darle la mano de su hija. Y el de Cochababamba se enamora de él/ella pero doña Catalina huye. Recorre toda la América hispana de cabo a rabo desde Nueva España hasta la Patagonia al frente de saus banderas. Cuenta cómo entre los hombres que hicieron la conquista surgen bandos y facciones que determinan peleas a muerte, cosa habitual entre españoles. Pero a pesar de ser su caso carne de cañón para cebar el monstruo de la Leyenda Negra esta española de Euscalerría se proclama católica a machamartillo y española de los pies a la cabeza. El libro de su vida parece apócrifo escrito por un anónimo en el siglo XVIII que lo copió al francés basado en hechos reales: su Nacencia, su profesión religiosa, sus correrías que van desde Madrid a Roma donde va a besar el pie al papa  y Urbano VIII le da licencia para vestir de hombre. Un extremo que a muchos historiadores parece ridículo de todas, todas. Sacamos en consecuencia de la lectura de tales disparates que son una exaltación de la mujer en estos tiempos feministas, y de lña virginidad de Catalina. Eso ya cuadra menos con el espíritu del siglo XXI. Parece ser que nació entera y se fue intacta para el otro mundo a pesar de su azarosa y disparatada vida. Los cronistas sitúanla en México arreando mulas pues la hicieron acemilera. Iba de recua orillas del Rio Grande donde murió

lunes, 23 de octubre de 2023